El pasado sábado en la tarde-noche fui con mi papá a la Feria del Libro (ubicada en el centro histórico del DF, en el Palacio de Minería) y la verdad es que sólo iba a ver porque estoy demasiado roto para comprar cualquier cosa. Sin embargo mi papá se vio buena onda (normalmente es muy codo) y me compró un librito de $30 en el cual viene el diálogo platónico de "El banquete" (o del amor). De hecho yo tengo los Diálogos de Platón completos, pero de eso me acordé hasta después de que pagó y mejor ya no dije nada. Además, tener sólo este diálogo en una edición tan portátil está muy bien.
Debo confesar que este fin de semana tuve una infinidad de horas libres, pero lo cierto es que pasé la mayoría de ellas viendo el techo de mi cuarto y comiendo galletas marías con cajeta. Finalmente este domingo en la noche ya estaba algo harto de estar encerrado engordando así que me animé a tomar el metro hasta el aeropuerto para recibir al dude con el que estoy saliendo (que se fue de fin de semana a su tierra). El trayecto estuvo bonito, pero no tan emocionante como esperaba. Estuvo bastante rápido de hecho. Sí vi unos cuantos personajes, pero en realidad no hubo nada que fuera digno de contar.
Al llegar al aeropuerto me puse a dar vueltas como pendejo (cada quien da vueltas como quiere) y primero me dediqué a buscar las llegadas internacionales a ver si ahí por lo menos podía encontrarme algunos personajes o encontrarme a algún ex-novio (dios me libre). Igual, nada fuera de lo común. Encontré a un sujeto bastante guapo, de unos cuarenta y pico, canoso y barbón, pero cuando vi que a la persona que estaba esperando era a su novia/esposa/puta entonces decidí que mejor me iba a leer a un rincón para dejar de vivir tantas decepciones. Los libros no suelen decepcionarme. Aunque sean malos, no pueden ser tan malos como la gente.
Todo esto para citarles un par de fragmentos de lo que llevo leído hasta ahora y que han llamado mi atención. Este primer fragmento me llegó mucho porque está dirigido a los superficiales como yo:
Y es hombre vil aquel enamorado vulgar que ama más al cuerpo que el alma y que, además, ni siquiera es constante, pues tan pronto como cesa la lozanía del cuerpo, del que precisamente está enamorado, se marcha en un vuelo, tras mancillar muchas palabras y promesas. En cambio, el que está enamorado de un carácter virtuoso lo sigue estando a lo largo de toda su vida, ya que está inseparablemente fundido con una cosa estable.
Esto lo dijo Pausanias y pues ciertamente es algo que me llega, puesto que creo que mis enamoramientos más intensos han sido con cuerpos y no mentes y mira que he conocido mentes brillantes (ay, bájale), pero también he visto cada cuerpo... Al final lo que estaría mejor es poder enamorarse de alguien que tuviera las dos, pero eso no pasa en la vida real y si sí pasa no me digan porque no quiero saber.
El siguiente fragmento es parte de lo que dijo Aristófanes durante su discurso sobre el amor y lo que pensé al leerlo es que la gente debería hacerle más caso a los Diálogos de Platón que a la Biblia, así estarían un poco mejor las cosas. Aristófanes estaba hablando de todo este mito de que el ser humano es partido en dos y busca siempre su otra mitad y esas mamadas, pero luego llega a una parte donde habla a grandes de rasgos de "por qué a cada quién le late lo que le late". Dice así:
Cada uno de nosotros, efectivamente, es un símbolo de hombre, como resultado del corte en dos de un solo ser, y presenta sólo una cara como los lenguados. De ahí que busque siempre cada uno a su propio símbol. [...] Todos los que son sección de macho, persiguen a los machos y, mientras son muchachos, como lonchas de macho que son, aman a los varones y se complacen en acostarse y en enlazarse con ellos; éstos son precisamente los mejores entre los niños y los adolescentes, porque son en realidad los más viriles por naturaleza.
No sé ustedes, pero la verdad creo que yo hubiera sido un niño griego muy feliz. A juzgar por el arte de esos tiempos todo el mundo estaba como quería, aunque fueras filósofo o deportista y pues la verdad qué rico estar jovencito y que fuera parte de tu crecimiento aprender de alguien más grande y con más experiencia y ser el amante de tu profesor. Por mí hubiera estado muy bien. Supongo que hoy en día ya nadie ni siquiera lucharía para que regresaran esas prácticas porque la mayoría de los profes están bien pinches.
Muchas valiosas lecciones el día de hoy. Pero creo que la que más me marcó fue la de que el café de Starbucks es pésimo y no debería tomarlo poco antes de la medianoche para no sufrir de ataques de ansiedad y estar despierto hasta altas horas de la madrugada fantaseando con orgías griegas y lamentando no haber podido ser parte de ellas.
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